LOS IBEROS

Estrabón, Tolomeo y Plinio hablan de los íberos, pueblos que viven en el Sur y el Levante peninsular, entre los siglos V y II a C. Fueron producto de la fusión de los pueblos indígenas con los colonizadores. Tuvieron una cultura semejante, de base griega a la que cada uno aporta sus propios rasgos, pero nunca formaron una unidad política. Cuando llegan los romanos, los iberos han conseguido una cultura y un arte propios y bien definidos. En Andalucía vivieron distintos pueblos iberos destacando: los turdetanos, los bastetanos, los túrdulos y los oretanos. Los turdetanos fueron los herederos más directos de los tartesios, ocupando el valle del Bajo Guadalquivir. En Urso (Osuna) se han hallado relieves relacionados con ritos funerarios, del siglo III a C. destacando dos Figuras femeninas, en actitud procesional, una de ellas toca la flauta y el "Cornicen", de clara influencia romana, que representa a un guerrero que porta un cuerno.

Los bastetanos viven en la zona oriental de Andalucía, en contacto comercial con los griegos. Es importante la necrópolis de Galera (Tutugi) y la ciudad de Baza. La Dama de Baza es la pieza más importante, descubierta en 1971 y lo mismo que la Dama de Elche tenía función de urna cineraria.

Los oretanos se establecieron en las zonas del alto Guadalquivir en Jaén, zona rica en metales, disputada por romanos y cartagineses. Cástulo fue el asentamiento más importante. El rey debió tener fuerte autoridad y para él se construyen imponentes enterramientos de cámara como la de Toya, de sillería y abundante decoración, de influencia griega y factura indígena. Son relevantes los exvotos de bronce, las joyas y los tesoros encontrados en los santuarios de Despeñaperros y en Castellar de Santisteban.

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